jueves, 14 de noviembre de 2019

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Mis amantes las vampiras

Martina se miró desnuda al espejo, se tocó sus pequeños pechos y los levanto un poco y los dejo caer por su propio peso, comenzó a moverse lentamente para ver cómo se movían como si fueran flanes, suspiro y miro su entre pierna, con algo de miedo lo acaricio lentamente, el tacto era extraño, era agradable para ella. Negó con la cabeza y se despertó de su hipnotismo por su nuevo cuerpo.
Acaricio el espejo, esa vieja madera oscura era fascinante, tenía unos bordes afilados y estuvo a punto de cortarse sus finos dedos, después acaricio la gárgola de metal que hacia cumbre en el espejo. Miro a su alrededor y cogió una toalla negra y se la enrollo en su fino y desnudo cuerpo.
Salió del lavabo y vio a Matilde que también tenía una toalla negra para tapar su cuerpo desnudo, estaba sentada en la cama cruzando sus finas piernas:
-Hola hermanita ¿Cómo te sientes?

De guerrero a diablesa
Yo le mire a los ojos y el me hizo un gesto para que me fijara en aquella mujer, la mire de arriba abajo y me di cuenta que ella me deseaba, que pasaría una noche muy agradable con esa mujer en esa casa en ese inmenso desierto:
-Sí, gracias Marvin.
La mujer sonrió y le dio un trozo de pan a Marvin, el chico sonrió ya que estaba muerto de hambre, aquella bomba sexual me cogió de la mano e hizo que pasara hacia su casa, ella cerró la puerta para que estuviéramos más gusto los dos solos.
Yo entre en la casa y vi como la mujer se apoyaba en la mesa del comedor y me sonrió, estaba muy sola y muy cachonda por el tiempo que pasaba sola en ese lugar, necesitaba que alguien le saciara sexualmente y al verme sintió que le había tocado la lotería.
-Sabes caballero paso muchos meses sola, mi marido se pasa meses trabajando en el campo y a veces no sé si volverá, si sigue vivo ¿Quién saciara mi hambre?
El reloj magico
Ella miro el reloj mágico y comenzó a tocarlo sin cesar, al presionar un botón el rostro de la chica se maquillo, estaba muy guapa, al presionar otro botón sin querer John se quedó totalmente desnuda frente a ella. Las dos chicas se quedaron mirándose a los ojos, no sabían que podrían hacer, aquello de estar desnuda le avergonzaba totalmente. Mercedes toco otro botón y apareció de la nada ropa de su talla que cubrió el cuerpo desnudo de John, una blusa azul y unos tejanos, zapatillas de deporte.
Las dos chicas se miraron a los ojos sin entender nada, no había vuelto a su cuerpo original, a hora estaba más atractiva y tenía ropa de su talla, que locura era aquella?
-¿Qué locura es esta?
-Sabes que estas muy guapa John ¿Puedo llamarte Keira?
Keira le miro a los ojos y se enfadó bastante, fue a la cocina a buscar un cuchillo para romper el reloj, para cortar la correa que tenía en su fina muñeca:
-Ya está voy a cortar la correa...
La chica de fina figura fue a la cocina y abrió un cajón, saco un cuchillo y lo miro seriamente, lo paso por el cinturón del reloj, se disponía a córtalo, Mercedes se acercó a ella y poco sus manos en su hombro:
-Ten cuidado...
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