jueves, 30 de mayo de 2019

El coche

Lo que me apasiona y creo que experimentare con esta historia esta historia es el tema de crear mini universos dentro de pequeños sitios, como un coche, que pueda pasar mas de una historia tg dentreo de un coche, desde los cuatro asientos hasta el maletero. Puede ser que no lo llegueis entender y la mente de los escritores es muy rara, pero cuando evolucione la historia ya me contareis, os dejo un avance.




Tengo que reconocer que no se conducir pero algunas veces me gusta ponerme frente al volante y pensar que podría estar en las calles o en la autopista, con la seguridad de estar parado. Un día me subí en ese coche y pose las manos en el volante, al hacerlo comencé a pensar de quien era ese coche. Quien lo había cogido antes a quien le perteneció durante años, de quien era aquel pequeño coche. Sin darme cuenta el coche se comenzó a volver rosa, desde el morro al maletero. No me llegue a dar cuenta de eso hasta que vi que mis manos se volvieron más pequeñas y mis uñas comenzaron a crecer lentamente, poco a poco mi brazo comenzó hacerse más fino y perder todo el bello. Sentí como mis hombros se volvieron más pequeños, yo sentí miedo y vi cómo me crecía el pelo, un largo pelo rubio que me llegaba hasta los hombros. Sentí como mis ojos cambiaban y mi nariz, mis labios se hinchaban, perdí toda mi barba mi piel se volvía mas suave, haciéndose más puntiaguda mi barbilla.

-Pero-Me quedé asombrado ya que mi voz era más femenina.

Mi nuez desapareció poco a poco, desde mis pies sentí como encogían poco a poco, como mis piernas se volvían más finas y perdía todo mi bello, sentía como mis muslos se hinchaban, mi culo también se hinchaba un poco, sentí dolor cuando mi pene se metía hacia dentro de mi cuerpo, volviéndose una vagina. No entendía lo que me pasaba hasta que mi ropa se volvió un vestido rojo con la falda muy corta y comenzaron a crecerme unos generosos pechos, apretados con ese traje con un buen escote.


Me había transformado en mujer, en una voluptuosa mujer rubia y mire al retrovisor viendo mis ojos de perfectas pestañas, entre cerrados y muy bonitos, pintados con tonos azules. 


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