Tengo
que reconocer que no se conducir pero algunas veces me gusta ponerme frente al
volante y pensar que podría estar en las calles o en la autopista, con la seguridad
de estar parado. Un día me subí en ese coche y pose las manos en el volante, al
hacerlo comencé a pensar de quien era ese coche. Quien lo había cogido antes a
quien le perteneció durante años, de quien era aquel pequeño coche. Sin darme
cuenta el coche se comenzó a volver rosa, desde el morro al maletero. No me
llegue a dar cuenta de eso hasta que vi que mis manos se volvieron más pequeñas
y mis uñas comenzaron a crecer lentamente, poco a poco mi brazo comenzó hacerse
más fino y perder todo el bello. Sentí como mis hombros se volvieron más
pequeños, yo sentí miedo y vi cómo me crecía el pelo, un largo pelo rubio que
me llegaba hasta los hombros. Sentí como mis ojos cambiaban y mi nariz, mis
labios se hinchaban, perdí toda mi barba mi piel se volvía mas suave,
haciéndose más puntiaguda mi barbilla.
-Pero-Me
quedé asombrado ya que mi voz era más femenina.
Mi
nuez desapareció poco a poco, desde mis pies sentí como encogían poco a poco,
como mis piernas se volvían más finas y perdía todo mi bello, sentía como mis
muslos se hinchaban, mi culo también se hinchaba un poco, sentí dolor cuando mi
pene se metía hacia dentro de mi cuerpo, volviéndose una vagina. No entendía lo
que me pasaba hasta que mi ropa se volvió un vestido rojo con la falda muy
corta y comenzaron a crecerme unos generosos pechos, apretados con ese traje
con un buen escote.
Me
había transformado en mujer, en una voluptuosa mujer rubia y mire al retrovisor
viendo mis ojos de perfectas pestañas, entre cerrados y muy bonitos, pintados
con tonos azules.
No hay comentarios:
Publicar un comentario